domingo, 22 de julio de 2012

La cacería está condenada a ser artificial por una mala gestión´


Juan Miguel Sánchez Roig, presidente de la Asociación Canaria de Entidades de Caza. | santi blanco

Juan Miguel Sánchez Roig es presidente de la Asociación Canaria de Entidades de Caza (ACEC), que se fundó en el año 2008 y a la que están adscritos unos 1.800 cazadores de todo el Archipiélago y, además de ser miembro activo de otras asociaciones, su lucha siempre está encaminada hacia la sostenibilidad de la caza, actividad que ama y que considera que es mucho más que un simple deporte, porque su principal interés se dirige hacia la protección del campo y sus especies.


VÍCTOR RASTRILLA - LAS PALMAS DE GRAN CANARIA

¿Qué es para usted la cacería?
Es una actividad ancestral con la componente recreativa y con trasfondo social. Considerada desde los organismos internacionales como un elemento de conservación de hábitats y especies.

¿Pero no es un deporte?
La caza es más que un deporte. Que sea deporte sólo le interesa al que vive de él. La caza es una materia con identidad propia, como así lo dicen la Constitución Española y el Estatuto de Autonomía. Si usted le pregunta a un cazador por qué la caza es un deporte le contestará porque se hace ejercicio físico.


¿Entonces, por qué las sociedades de cazadores son clubes deportivos?
Por la dejadez de las administraciones y por el interés de algunos en arrastrar a los demás hacia esa ideóloga anticuada para justificar la caza. No tiene sentido que paguemos a Medio Ambiente, que la actividad la regule ese mismo departamento y las leyes vengan desde ese mismo lugar y, al final, se nos trate como deportistas y se nos aplique la ley deportiva, cuando somos mucho más que eso. En la ACEC ya tenemos sociedades de cazadores constituidas en defensa de la caza y los cazadores, y no del deporte y de los deportistas.

¿Mucho más que eso?
La cacería, además de la propia acción de caza, conlleva el cuidado de los campos y montes patrimonio de todos. Es una forma de vida y una pasión en la que toda la familia del cazador se ve implicada.

¿Pero no todos lo hacen o lo ven así?
No, desgraciadamente. El verdadero cazador no es el que más coge en el menor tiempo, como los deportistas, aunque lo pueda hacer de forma puntual federándose y compitiendo. El tratar el campo solo como usuarios es uno de los verdaderos problemas que tenemos dentro del sector. Mucho quejarse, pero poco arrimar el hombro. Eso es lo que debemos cambiar.

¿Qué piensa de los grupos ecologistas?
La única diferencia entre ellos y nosotros es que los cazadores pagamos y ellos perciben.

¿Se puede considerar justa la Ley de Caza en Canarias?
Una de las principales razones de estar la caza en decadencia ha sido no contar con un marco legislativo adecuado. La modificación de la Ley de Caza es el objetivo de la ACEC a corto plazo.

¿Qué sería lo primero que cambiarían de esa ley, en vigor desde el año 1998?
Debe existir algún tipo de organismo unificador que trabaje con las experiencias positivas de cada uno de los cabildos. Tiene que mejorar muchísimo la organización y administración de la caza, tanto de la parte pública como de la privada. Además, tendría que convertirse en una contribución real al desarrollo rural, a la mejora de los hábitats y de las poblaciones de fauna silvestre.

¿Tiene explicación que en Fuerteventura y La Gomera se prohíba este año y en el resto de la islas no?
Sí la tiene. En Fuerteventura el nivel de concienciación de los cazadores con la situación real del campo ha llevado a tal medida. Sin embargo, en La Gomera ha sido una decisión política. La mejor orden de vedas ha sido planteada por Lanzarote, que contempla un alto grado de sostenibilidad.