Los cazadores nos unimos mediante sociedades de cazadores con el fin de gestionar el territorio en el ámbito local-municipal. Las sociedades de cazadores se agrupan en asociaciones de caza con carácter provincial, insular o autonómico. A su vez, las asociaciones de cazadores autonómicas se vinculan entre si en una asociación de carácter nacional.
La Unión Nacional de Asociaciones de Caza (UNAC) representa a la caza social y recreativa ante las administraciones estatales; al margen de la caza deportiva (cazar más en menos tiempo) y comercial (hacer negocio con la caza).
La caza es una actividad recreativa, según define la Comisión Europea cuando habla en sus textos de la materia cinegética. La cinegética (arte de la caza) es un elemento de conservación cuando los recursos naturales se aprovechan de forma sostenible como dice la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Por lo tanto, el cazador es un elemento indispensable para el equilibrio de las poblaciones de fauna silvestre.
Sus alianzas con otros cazadores en asociaciones de cazadores son totalmente necesarias para mejorar y restaurar los hábitat de las especies cinegéticas y no cinegéticas, como desde hace décadas se viene realizando, y para involucrar a la sociedad en la preservación de nuestro rico Patrimonio Natural. Sin embargo, esa labor de preservación del Patrimonio Natural Cinegético no es reconocida desde las instituciones oficiales, ni mucho menos respaldada, aunque éstas les hayan impuesto la planificación de dicha labor a través de los Planes de Caza o planes de ordenación cinegética desde hace años.
Los Cazadores
La caza social está constituida por lo cazadores de pueblos, aldeas, y emigrantes a las grandes ciudades que con sus descendientes contribuyen con los terrenos de su propiedad y de los vecinos donde nacieron, al común territorio gestionado desde las sociedades de cazadores en las zonas rurales donde se criaron.
Cazadores con multitud de sentimientos genéticos ancestrales que no le permiten desligarse del contacto con la naturaleza, como medio de evasión y esparcimiento. Una vez se ha perdido la necesidad de cazar para alimentarse. Cazadores con grandes conocimientos del medio natural y folklore de las zonas de origen, reconocidos para otras materias, pero obviados para la caza. Cuestiones de identidad e idiosincrasia de los cazadores que les son arrebatadas por muchas administraciones cuando regulan y tratan a los cazadores y a sus asociaciones de caza como entidades deportivas.
Incluso algunos, para vivir y aprovecharse de los cazadores y de la caza, nos han hecho creer que la caza es un deporte, cuando es mucho más que un simple deporte. Por eso, es necesario la implicación y el respaldo de cada uno de nosotros en una pasión única de devolver a la Caza lo que en derecho le pertenece (Derecho de la caza 1). Sobre todo en estos momentos críticos de valores que acentúan un individualismo exacerbado provocado, entre otras razones, por una sociedad de consumo que se tambalea.
Puedes ver el artículo completo en el siguiente enlace:
La caza es una actividad recreativa, según define la Comisión Europea cuando habla en sus textos de la materia cinegética. La cinegética (arte de la caza) es un elemento de conservación cuando los recursos naturales se aprovechan de forma sostenible como dice la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Por lo tanto, el cazador es un elemento indispensable para el equilibrio de las poblaciones de fauna silvestre.
Sus alianzas con otros cazadores en asociaciones de cazadores son totalmente necesarias para mejorar y restaurar los hábitat de las especies cinegéticas y no cinegéticas, como desde hace décadas se viene realizando, y para involucrar a la sociedad en la preservación de nuestro rico Patrimonio Natural. Sin embargo, esa labor de preservación del Patrimonio Natural Cinegético no es reconocida desde las instituciones oficiales, ni mucho menos respaldada, aunque éstas les hayan impuesto la planificación de dicha labor a través de los Planes de Caza o planes de ordenación cinegética desde hace años.
Los Cazadores
La caza social está constituida por lo cazadores de pueblos, aldeas, y emigrantes a las grandes ciudades que con sus descendientes contribuyen con los terrenos de su propiedad y de los vecinos donde nacieron, al común territorio gestionado desde las sociedades de cazadores en las zonas rurales donde se criaron.
Cazadores con multitud de sentimientos genéticos ancestrales que no le permiten desligarse del contacto con la naturaleza, como medio de evasión y esparcimiento. Una vez se ha perdido la necesidad de cazar para alimentarse. Cazadores con grandes conocimientos del medio natural y folklore de las zonas de origen, reconocidos para otras materias, pero obviados para la caza. Cuestiones de identidad e idiosincrasia de los cazadores que les son arrebatadas por muchas administraciones cuando regulan y tratan a los cazadores y a sus asociaciones de caza como entidades deportivas.
Incluso algunos, para vivir y aprovecharse de los cazadores y de la caza, nos han hecho creer que la caza es un deporte, cuando es mucho más que un simple deporte. Por eso, es necesario la implicación y el respaldo de cada uno de nosotros en una pasión única de devolver a la Caza lo que en derecho le pertenece (Derecho de la caza 1). Sobre todo en estos momentos críticos de valores que acentúan un individualismo exacerbado provocado, entre otras razones, por una sociedad de consumo que se tambalea.
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