martes, 17 de diciembre de 2013

El Cabildo controlará animales abandonados y asilvestrados en los espacios naturales

Medio Ambiente ha detectado cientos de cabras y ovejas que afectan a la flora y fauna de la Isla
 
Cabildo Insular de La Gomera
Desde la Consejería Insular de Desarrollo del Territorio del Cabildo de La Gomera se anuncia que se tomarán las medidas necesarias para proceder al control de animales abandonados o asilvestrados que se encuentran en los espacios naturales protegidos y que causan daños en la flora y fauna. En concreto,
[Img #27751] se trata sobre todo de cabras y ovejas que debido al abandono de la actividad agrícola han ido proliferando en libertad por toda la Isla. Especialmente preocupante es la situación que se vive en el Parque Nacional de Garajonay cuyos responsables han elaborado un informe a través del cual ponen en evidencia los daños que se producen en la desaparición de plantas y también en las infraestructuras rurales como el derribo de muros y senderos. El área que dirige la consejera, Ventura del Carmen Rodríguez Herrera, ante esta situación ha decidido atajar un problema que se considera que ya está tomando dimensiones preocupantes. Para ello en la reciente reunión del Patronato de Espacios Naturales se dio cuenta de las diversas acciones que se están planificado con el fin de controlar esta población de animales. El Cabildo toma esta decisión una vez que se ha constatado que así lo demanda la población, agricultores que ven sus plantaciones afectadas o senderistas, frente a la tolerancia que existía hasta ahora.

La tipología de ganado que causa el problema es, por un lado, el que estaba situado en explotaciones cuyos dueños sueltan a los animales fuera de sus propiedades, luego están las explotaciones que disponen de corrales y tienen el ganado suelto, sin marcar e igualmente con escaso control sobre el mismo. Los ejemplares asilvestrados se encontraban anteriormente en las explotaciones pero debido a la negligencia o escaso control, terminan por desvincularse totalmente de sus propietarios y se vuelven salvajes. En ciertos casos los antiguos dueños terminaron por desentenderse completamente de los animales que van quedando sueltos. Por ello Rodríguez Herrera considera que es necesario establecer un mayor control a la hora de que la Consejería de Agricultura del Gobierno de Canarias otorgue el registro de ganaderos y hacer un seguimiento. “Nuestro objetivo es lograr un equilibrio entre el desarrollo del sector primario, ganadería y sostenibilidad y la conservación de los espacios naturales en una Isla declarada reserva de la biosfera”, dice la consejera.

En principio se ha acordado que la Unidad de Medio Ambiente determine en qué espacios protegidos se debe actuar y cuáles son las épocas más adecuadas para proceder a la eliminación de los animales. Además, la Unidad tendrá que proponer el elemento más idóneo para el abatimiento. En el informe se apunta que resulta “indiscutible” que en la Isla existe un complejo problema medioambiental generado por la existencia de grandes poblaciones de animales sueltos y asilvestrados. “Todo ello tiene implicaciones directas y graves en la flora y fauna autóctona y protegida, asociada a los mismos; tal y como advierten los informes de los agentes de Medio Ambiente y los técnicos”, dice la consejera. Entre las áreas afectadas se resalta sobretodo la Dehesa del Manco, el barranco de Erques y Fortaleza de Chipude, entorno de Valle Gran Rey, Andenes de Alojera, Teselinde y Epina, la cordillera de Vallehermoso, macizo de Encherada y Juel, cabecera de la Laja hasta Aguajilva, Benchijigua, Los Roques, entorno de la Degollada de Peraza. Entornos todos ellos donde se pueden encontrar cientos de animales sueltos, aunque nunca se ha llevado a cabo un censo. La consejera recuerda que en algunos de estos espacios se permite el pastoreo entendido como la actividad de llevar al ganado a acampar por un pasto y no el abandono de los mismos sin control.

El informe elaborado por el Cabildo concluye con que efectivamente en la actualidad los daños más significativos y que podrían resultar más llamativos desde el punto de vista conservacionista, se están produciendo en las áreas del territorio que ostentan algunas de las categorías de protección. No obstante los efectos negativos son extensivos a casi todos los parques de la Isla excepto el de Garajonay donde se han llevado a cabo mayores controles. También es preocupante que estos grupos de animales impidan la repoblación deseable en los espacios quemados. Hasta ahora se han permitido en ciertas ocasiones desde la institución insular la realización de “apañadas” que consiste en la captura de animales y su sacrificio transcurridos veinte días si no son reclamados por nadie o menos tiempo para evitarles sufrimiento. Sin embargo, desde la propia institución insular se apunta que este sistema no parece el más idóneo para llevar a cabo el control total de ejemplares, por lo que se recomienda que se hagan abatimientos con arma de fuego, como se ha hecho en Garajonay, en el Teide y Barranco del Infierno en Tenerife o en la Caldera de Taburiente en La Palma.
 El problema surge ante el hecho de que el Cabildo carece de medios propios para llevar a cabo estas batidas.