370 euros es la cantidad que quieren imponer a quien no elimine la capacidad reproductiva de sus mascotas. Con el impuesto para gatos pretenden reducir la superpoblación de felinos que amenaza a otras especies silvestres.
En Suiza hay un gato por cada cinco habitantes. Y esto, según publica el diario El MundoJohannes Jenny, director de la asociación Pro Natura del cantón suizo de Argovia, supone “una verdadera masacre” para la fauna silvestre. En un reportaje publicado en la televisión pública suiza, Jenny acusa a estos animales de ser los causantes de numerosas bajas entre otras especies sobre las que depreda.
El biólogo asegura que la población de estos felinos supera el número adecuado para mantener una estabilidad en el país. Por ello, el presidente de Pro Natura ha propuesto implantar un impuesto para gatos de unos 370 euros que deberán pagar aquellas personas que posean un felino sin castrar. Con esta medida lo que se pretende es reducir la población de gatos en el cantón de Argovia –y más tarde en todo el territorio austriaco-, para poder recuperar el equilibrio medioambiental.
Un equilibrio que actualmente, y según los datos presentados por Pro Natura, no existe. Según las cifras aportadas, estas demostrarían que los gatos se encuentran detrás de la erradicación del lagarto de arena a nivel local. Además, según advierte el estudio algunas especies de aves podrían seguir el mismo camino.
Los reptiles, los más perjudicados
Según el citado medio, aproximadamente un millón de ratones, 400.000 insectos, 350.000 pájaros y 50.000 ranas y sapos mueren al año bajo las garras de los gatos domésticos. Pero son los reptiles los que más peligro corren según Pro Natura. “En este momento, especies raras y que están protegidas por las leyes federales se encuentran amenazadas por la alta densidad de estas mascotas”, acusa Jenny.
Pero los defensores de las mascotas argumentan que no está demostrado científicamente que los animales domésticos sean un gran problema para los animales salvajes, siendo esto falso, ya que hay numerosos estudios que advierten del peligro que suponen para la vida salvaje los gatos asilvestrados. No obstante, los dueños de éstas están más de acuerdo con la castración que con el impuesto.