Publicada el pasado 29 de junio en el Boletín Oficial de Canarias la Orden de Vedas 2012, la Asociación Canaria de Entidades de Caza (ACEC) considera antagónicos los periodos hábiles de caza.
Según la ACEC, la falta de lluvias de esta temporada ha marcado la escasa reproducción de las especies cinegéticas en todo el archipiélago. Sin embargo, existen situaciones tan antagónicas como 35 días hábiles para el aprovechamiento de los recursos naturales en una isla y, a 60 km escasos, otra no permite la caza como consecuencia de las condiciones meteorológicas adversas. Ambos extremos quedan justificados por políticas insulares, unas por intereses, con ausencia total de gestión cinegética como herramienta imprescindible a la que hay que dedicar financiación de los propios cazadores pero que, incomprensiblemente, no llega al campo, y otras por coherencia, sentido común y una clara visión de la escasez por las circunstancias ambientales acaecidas. Entre una parte y otra se da rienda suelta a las peticiones, en la mayoría de ocasiones basadas en criterios e intereses personales o, por el contrario, se llega a la máxima restricción como medida de protección, pero de fondo, para no invertir esos recursos económicos. Coexistiendo entre ambos extremos mezclas variopintas de pautas.
El otro factor en juego, en opinión de la ACEC, es la falta de planificación. De los 7 cabildos insulares, sólo uno tiene plan de ordenación cinegética en vigor. Este tipo de documentos obligatorios respaldan la sostenibilidad de la actividad, contemplando situaciones meteorológicas adversas, partiendo de censos de abundancia de las especies objeto de caza. En ese aspecto, la asociación de cazadores lamenta que no se sepa el número aproximado de animales para la mayoría de islas a través de datos fiables. Por todo ello, el aval para el fomento, la protección, conservación y aprovechamiento ordenado de los recursos cinegéticos queda en entredicho.
Por otra parte, la ACEC considera que la sostenibilidad debe de satisfacer las necesidades de la actual generación, sin sacrificar la capacidad de futuras. Por ello, la orden de vedas se ha convertido en la única fórmula de control cuando el estado general es de agestión. De seguir así, los niveles de artificialización alcanzados y en progresión condenarán, de forma irremediable, a la caza y su entorno. Siendo éste un indudable fracaso para los responsables, que año tras año, intentan resolver mediante la orden general de vedas una imparable decadencia.
Para finalizar, la Asociación Canaria de Entidades de Caza (ACEC) aboga porque, con apremio, se modifique la Ley de Caza de Canarias actualmente en vigor, debiéndose contemplar en ella un organismo suprainsular permanente, unificador de todas las experiencias positivas de las distintas islas: Gran Canaria destaca en procesos de planificación, Fuerteventura en gestión del hábitat y Lanzarote en sostenibilidad. Tenerife despunta por su abundancia de estudios, El Hierro en gestión de foráneos, La Palma en procedimientos de vigilancia y La Gomera en el intento de mejora de su situación.
El otro factor en juego, en opinión de la ACEC, es la falta de planificación. De los 7 cabildos insulares, sólo uno tiene plan de ordenación cinegética en vigor. Este tipo de documentos obligatorios respaldan la sostenibilidad de la actividad, contemplando situaciones meteorológicas adversas, partiendo de censos de abundancia de las especies objeto de caza. En ese aspecto, la asociación de cazadores lamenta que no se sepa el número aproximado de animales para la mayoría de islas a través de datos fiables. Por todo ello, el aval para el fomento, la protección, conservación y aprovechamiento ordenado de los recursos cinegéticos queda en entredicho.
Por otra parte, la ACEC considera que la sostenibilidad debe de satisfacer las necesidades de la actual generación, sin sacrificar la capacidad de futuras. Por ello, la orden de vedas se ha convertido en la única fórmula de control cuando el estado general es de agestión. De seguir así, los niveles de artificialización alcanzados y en progresión condenarán, de forma irremediable, a la caza y su entorno. Siendo éste un indudable fracaso para los responsables, que año tras año, intentan resolver mediante la orden general de vedas una imparable decadencia.
Para finalizar, la Asociación Canaria de Entidades de Caza (ACEC) aboga porque, con apremio, se modifique la Ley de Caza de Canarias actualmente en vigor, debiéndose contemplar en ella un organismo suprainsular permanente, unificador de todas las experiencias positivas de las distintas islas: Gran Canaria destaca en procesos de planificación, Fuerteventura en gestión del hábitat y Lanzarote en sostenibilidad. Tenerife despunta por su abundancia de estudios, El Hierro en gestión de foráneos, La Palma en procedimientos de vigilancia y La Gomera en el intento de mejora de su situación.