viernes, 8 de marzo de 2013

Israel Hernández Tabernero

 

La caza, menos deporte que nunca



Israel Hernández Tabernero

 


Un referente periodístico en materia cinegética en España. El salmantino Israel Hernández Tabernero es director de las emblemáticas revistas de caza "Jara y Sedal" y "Trofeo", de la que ha tomado el relevo a José Ignacio Ñudi.
  






Desde TROFEO siempre hemos defendido que la caza no es un deporte. Argumentos para apoyar esta postura nunca nos han faltado y son muchas las voces que desde estas páginas se han elevado a lo largo de cuatro décadas para explicar lo que todos ya sabemos: la caza es la caza, nada más.
Para muestra, el magistral editorial que José Ignacio Ñudi escribió en este sentido en enero de 2010. Admitir que nuestra amada práctica es una competición resulta éticamente nauseabundo, porque el objeto de cazar implica, en la mayoría de los casos, acabar con la vida de un animal. Y con eso jamás se puede frivolizar. La pieza merece un respeto que no cabe en ningún reglamento deportivo, en ningún marcador de resultados. El mejor cazador de España no es el que más animales doblega en menos tiempo, de igual modo que el mejor escritor no es el que más páginas produce o el mejor escultor el que más bronces pone en el mercado. Cazar es un arte y, como tal, en él lo único que importa es el cómo, no el cuánto.

Todos tenemos claro que salir al campo con la escopeta no es practicar un deporte, aunque en el ejercicio de la actividad empleemos importantes dosis de esfuerzo físico, pues la minería, por poner sólo un ejemplo, tampoco lo es, aunque en ella se sude de verdad. Entonces ¿por qué desde determinados ámbitos de nuestro sector se sigue apoyando esta idea? Pues por la sencilla razón de que la consideración deportiva ha permitido a la Real Federación Española de Caza percibir sustanciosas subvenciones del Consejo Superior de Deportes hasta lo de ahora. Y digo hasta lo de ahora porque este año, por primera vez, el CSD ha dejado de un lado a la RFEC en sus presupuestos. Tan sólo les ha concedido 15.000 euros, una reducida cantidad que, por ejemplo, no llega a cubrir ni de lejos los más de 100.000 euros que cobra su presidente.
Detrás de esta drástica decisión se esconden diversos factores. El primero de ellos que la RFEC este año experimentará una drástica caída en el ránking de federaciones deportivas, al pasar del tercer puesto que ahora ocupa (detrás de la de Fútbol y Baloncesto), al sexto, por detrás de Montaña y Escalada. Este inédito retroceso va a ser propiciado por la comprensible marcha de la mayoría de los afiliados de las siete federaciones autonómicas más importantes de España, consecuencia del polémico proceso electoral en el que resultó electo el actual presidente, tal y como ya informamos desde estas páginas el mes pasado.
A las inevitables consecuencias de la crisis en los presupuestos de la Administración, que obviamente también han propiciado el recorte, se une la circunstancia de que con esta medida el CSD puede asfixiar una complejísima y peligrosa situación de la que él es el único responsable: haber permitido que Andrés Gutiérrez revalidase la presidencia de la RFEC a pesar de tener a más del 60% de los cazadores federados españoles en su contra. Tras los resultados electorales obtenidos como consecuencia de la cuestionada actuación del Comité de Disciplina Deportiva del CSD, la situación generada en una de sus federaciones nacionales más fuertes ha sido desastrosa. Tan desastrosa que la situación comienza a escapársele de las manos e, incapaz de reconocer su lamentable papel en toda esta situación, ha optado por dejar sin oxígeno el fuego que él mismo ha encendido: acabar con los recursos económicos de Andrés Gutiérrez, ahora que la mayoría de las federaciones autonómicas le han “cerrado el grifo”, es probablemente la mejor vía que ha encontrado para atajar el problema sin asumir la responsabilidad que debería.
Sea como fuere, lo único que va a conseguir el Consejo Superior de Deportes con esta medida y su irresponsable manera de ignorar las vicisitudes del proceso electoral es prolongar una situación que sólo va a servir para matar poco a poco a su tercera federación más importante. Pero no todas las consecuencias van a ser malas. Posiblemente de todo esto surja un nuevo órgano de representación de los cazadores que no pretenda disfrazar a nuestra amada caza como un deporte. Como lo que nunca fue. Como lo que nunca será.
Editorial marzo 2013 revista Trofeo Caza Mayor