La Corporación quiere garantizar la producción de las variedades tradicionales de cereales y el aumento de los cultivos ecológicos
LAURA DOCAMPOEl Cabildo ha puesto en marcha un proyecto de desarrollo agrícola para Los Rodeos que pretende consolidarlo como el granero de Tenerife. El objetivo es aumentar la producción de las variedades tradicionales de cereales y los cultivos ecológicos, y contempla, además, la puesta en marcha de medidas de protección del territorio que impidan recalificar el suelo rústico de una zona de 870 hectáreas que se extiende principalmente por La Laguna, pero también por Tacoronte y El Rosario.
Según detalla el consejero insular de Agricultura, José Joaquín Bethencourt, el Proyecto de Desarrollo del Espacio Periurbano Los Rodeos es el embrión en Canarias de los denominados contratos territoriales, que regula el Ministerio de Medio Ambiente a través del Real Decreto 1336/2011, para promover el desarrollo sostenible del campo. Estos contratos –inspirados en los que puso en marcha Francia en 1999– implican un cambio radical en la política agraria, ya que entienden la agricultura en un sentido amplio, como motor económico, social, cultural y ambiental, y porque al mismo tiempo limitan a un territorio concreto las ayudas públicas.
Dejan de subvencionarse, por tanto, sectores genéricos, como el plátano, para comenzar a apoyar su cultivo en explotaciones de zonas concretas. "Con esto conseguimos racionalizar las ayudas públicas. Las administraciones huimos cada vez más del café para todos para empezar a hablar de subvenciones para objetivos y en zonas concretas, como Los Rodeos", recalca Bethencourt.
La finalidad del contrato territorial en el caso de Los Rodeos es evitar la despoblación del medio rural, ya que a diferencia de otras zona cerealeras de la Isla, como Icod el Alto, en este enclave lagunero hay pocos agricultores que residan en sus fincas. El Cabildo también quiere mejorar la calidad de la producción y aumentar su presencia en el mercado local; crear empleo estable en el campo lagunero; mantener la cultura agrícola que en la coyuntura actual tiende al abandono; y conservar la calidad ambiental, el suelo y la biodiversidad silvestre y la genética agraria.
Todos estos aspectos, que tienen efecto en el ámbito rural pero que además repercuten de forma favorable sobre el conjunto de la sociedad, serán susceptibles de ayudas públicas, tanto locales como de la Unión Europea. José Joaquín Bethencourt considera que uno de los pilares "fundamentales" para que el campo vuelva a ser un polo de atracción está en "propiciar el reconocimiento de la población de que Los Rodeos es un espacio agrario". "Curiosamente, a pesar de que La Laguna es uno de los municipios más agrícolas y ganaderos de Tenerife, todavía cuesta que se mantenga esa identidad rural entre la población", asegura.
El cereal se cultiva en esta zona de La Laguna desde la época de la Conquista. Según un estudio realizado por la Asociación de Agricultores y Ganaderos de Canarias (Asaga), en los últimos 20 años la superficie cultivada pasó de 908 a 236 hectáreas por culpa del abandono de tierras y en muchos casos por el avance de la construcción.
Para frenar el avance del cemento, el Cabildo presentará este año un Plan Territorial Especial de la Agricultura de Tenerife, que incorpora novedosos conceptos como la reserva de suelo agrícola, que impedirá su recalificación.
Según detalla el consejero insular de Agricultura, José Joaquín Bethencourt, el Proyecto de Desarrollo del Espacio Periurbano Los Rodeos es el embrión en Canarias de los denominados contratos territoriales, que regula el Ministerio de Medio Ambiente a través del Real Decreto 1336/2011, para promover el desarrollo sostenible del campo. Estos contratos –inspirados en los que puso en marcha Francia en 1999– implican un cambio radical en la política agraria, ya que entienden la agricultura en un sentido amplio, como motor económico, social, cultural y ambiental, y porque al mismo tiempo limitan a un territorio concreto las ayudas públicas.
Dejan de subvencionarse, por tanto, sectores genéricos, como el plátano, para comenzar a apoyar su cultivo en explotaciones de zonas concretas. "Con esto conseguimos racionalizar las ayudas públicas. Las administraciones huimos cada vez más del café para todos para empezar a hablar de subvenciones para objetivos y en zonas concretas, como Los Rodeos", recalca Bethencourt.
La finalidad del contrato territorial en el caso de Los Rodeos es evitar la despoblación del medio rural, ya que a diferencia de otras zona cerealeras de la Isla, como Icod el Alto, en este enclave lagunero hay pocos agricultores que residan en sus fincas. El Cabildo también quiere mejorar la calidad de la producción y aumentar su presencia en el mercado local; crear empleo estable en el campo lagunero; mantener la cultura agrícola que en la coyuntura actual tiende al abandono; y conservar la calidad ambiental, el suelo y la biodiversidad silvestre y la genética agraria.
Todos estos aspectos, que tienen efecto en el ámbito rural pero que además repercuten de forma favorable sobre el conjunto de la sociedad, serán susceptibles de ayudas públicas, tanto locales como de la Unión Europea. José Joaquín Bethencourt considera que uno de los pilares "fundamentales" para que el campo vuelva a ser un polo de atracción está en "propiciar el reconocimiento de la población de que Los Rodeos es un espacio agrario". "Curiosamente, a pesar de que La Laguna es uno de los municipios más agrícolas y ganaderos de Tenerife, todavía cuesta que se mantenga esa identidad rural entre la población", asegura.
El cereal se cultiva en esta zona de La Laguna desde la época de la Conquista. Según un estudio realizado por la Asociación de Agricultores y Ganaderos de Canarias (Asaga), en los últimos 20 años la superficie cultivada pasó de 908 a 236 hectáreas por culpa del abandono de tierras y en muchos casos por el avance de la construcción.
Para frenar el avance del cemento, el Cabildo presentará este año un Plan Territorial Especial de la Agricultura de Tenerife, que incorpora novedosos conceptos como la reserva de suelo agrícola, que impedirá su recalificación.